Aunque todos podemos sufrir problemas con los puntos negros y las espinillas, es cierto que tanto los adolescentes como los jóvenes en sí suelen ser los que más. Si deseas ponerle remedio, no te pierdas esta guía sobre puntos negros y espinillas: todos los consejos para prevenirlos.
Párate frente al espejo y, por un momento, presta especial atención a tu frente, nariz y barbilla. ¿Tienes espinillas? Si es así debes saber que, en realidad, no te encuentras sola. Y es que este es uno de los problemas de la piel más habituales que existen.
Y no hay edad en la que dejen de aparecer, como puede ocurrir con el acné, aunque se trate de un problema comúnmente asociado a la adolescencia.
Sea como fuere, no hay duda que las espinillas, que literalmente parecen pequeñas manchas o marcas oscuras, que surgen en distintas áreas del rostro, no tienden a ser muy atractivas que digamos.
Suelen aparecer en cualquier época del año, pero existe una manera eficaz de despedirse de ellas sin demasiado trabajo. Y, lo que es aún más importante, sin lastimar nuestra ya de por sí delicada piel.
En primer lugar, y a diferencia de lo que suele pensarse, es esencial comprender que los puntos negros no son necesariamente el resultado de una mala higiene. Por ejemplo, pueden ser causados por el estrés, factores hormonales o incluso por la contaminación ambiental.
No en vano, los puntos negros suelen ser más habituales en aquellas personas que tienden a tener la piel grasa, debido sobre todo a que la producción excesiva de sebo acaba obstruyendo los poros.
Y es aquí cuando nos encontramos con una de sus causas más habituales: las espinillas suelen contener una mezcla de sebo y células muertas, llamadas queratinocitos, que se oxidan cuando entran en contacto con el aire (de ahí su coloración tan característica).
Generalmente, un punto negro tiene entre 1 y 3 mm. Y si la espinilla no es tratada a tiempo, puede desarrollar bacterias, convirtiéndose en una pápula (espinilla roja) o pústula.
Precisamente, cuando la espinilla avanza, y no es limpiada o retirada a tiempo, se produce un comedón cerrado, con un punto blanco que no es más que la acumulación de exceso de sebo debajo de la piel, de forma que el poro se encuentra completamente cubierto por células de la epidermis.
Así, el sebo simplemente no puede fluir, por lo que empieza a acumularse, creando un campo de juego favorable para el desarrollo de bacterias.
Por suerte, una vez conocemos algunos de los factores que, directa o indirectamente, pueden influir en la aparición / formación de las espinillas, sabemos qué podemos hacer a la hora de prevenirlas. Y es que seguir una buena rutina de vida en el exterior y en el interior es siempre la única solución.
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Limpiando la piel a fondo
Es evidente que no hay nada mejor para evitar la sobreproducción de sebo, y mantener la piel tan cuidada como limpia, que seguir una rutina de cuidado de la piel diariamente, usando para ello productos compatibles con nuestro tipo de piel.
Esto último es, cuanto menos, verdaderamente importante, dado que los tratamientos cutáneos mal adaptados, o incluso irritantes, pueden llegar a convertirse a menudo en responsables de una producción excesiva de sebo.
Por tanto, debemos comenzar siempre por un buen limpiador facial sin jabón, y adaptado a nuestro tipo de piel, ya que solo de esta manera evitaremos agredirla y causar aún más problemas.
Por otro lado, los exfoliantes y las mascarillas pueden ser de muchísima ayuda, como veremos, para limpiar, purificar y destapar los poros en profundidad.
Eso sí, para no irritar demasiado la piel, la exfoliación, y la aplicación de una mascarilla una vez a la semana será más que suficiente.
Usar un buen exfoliante de forma regular
La exfoliación regular es otro de los pasos esenciales de cualquier rutina. Esto se debe a que previene la formación de impurezas, mientras que ayuda a destapar los poros y eliminar el exceso de células muertas, suciedad y contaminación que se han podido quedar incrustados en la epidermis.
Debido a ello, quienes se aplican un buen exfoliante facial una o dos veces por semana (no es aconsejable hacerlo más ya que podríamos correr el riesgo de irritar nuestra piel aún más), consiguen tener una piel sin puntos negros ni espinillas, al permanecer mucho más cuidada.
De hecho, sus beneficios no se quedan ahí. Por ejemplo, estimula la microcirculación, lo que, a su vez, ayuda a mejorar la luminosidad de la piel, favoreciendo la regeneración de la epidermis.
Y sus beneficios son tantos que, además de en el rostro, es también muy útil cuando la exfoliación la hacemos en el resto del cuerpo, dado que previene la formación de vellos encarnados (el exceso de piel muerta genera una oclusión cutánea que termina encerrando el cabello debajo de la piel).
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Hidratar y purificar
Cualquier rutina de cuidado de la piel que se precie debe incluir un buen hidratante facial. Y es que el régimen de belleza diario, aplicado regularmente, debe terminar siempre con la hidratación.
Y es imprescindible usarlo tanto por la mañana como por la noche, lo que ayudaría no solo a hidratar y humectar la piel del rostro al máximo, sino que también sería de utilidad para regenerarla.
Por tanto, es conveniente usar una crema hidratante formulada con ingredientes activos humectantes, hidratantes y nutritivos, que sean naturales y que, además, se encuentren siempre presentes en altas concentraciones.
El aloe vera te ayudará a esto, como te mostramos aquí.
A la hora de purificar nuestra piel, también es posible utilizar algún ingrediente natural de los que tengamos en casa.
El limón, por ejemplo, puede ser muy interesante a la hora de desinfectar y destapar los puntos negros, ayudando a recuperar la piel clara.
El tomate también puede ser ideal, gracias a sus cualidades desinfectantes y desincrustantes, actuando sobre los puntos negros. Algo similar ocurre con la clara de huevo o el bicarbonato.
Es más, el bicarbonato es aún más útil, porque ayuda a exfoliar la piel, siendo todavía más eficaz contra los puntos negros.
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¿Qué podemos hacer para evitar su reaparición?
Como hemos visto, aunque las espinillas o puntos negros siempre suelen asociarse a la adolescencia, en realidad no hay una edad para que aparezcan; basta con no seguir una rutina de cuidado de la piel, o incluso tener la piel grasa, para que terminen formándose.
De ahí que sea aconsejable, en primer lugar, pararse a examinar cuidadosamente cada uno de los hábitos que seguimos cada día.
Por ejemplo, si la dieta y el estilo de vida están involucrados con mucha frecuencia cuando tienden a aparecer nuevas imperfecciones cutáneas, las acciones diarias que sigamos cada día pueden ser bastante importantes.
Es conveniente examinar la composición de tu maquillaje y de otros cosméticos que utilices regularmente con lupa. Y si ves que algunos productos contienen aceites minerales, talco o colores artificiales, puedes considerar cambiarlos por productos con composiciones algo más naturales y limpias.
Lo mismo ocurre con la higiene de tus pinceles de maquillaje e incluso tu funda de almohada, ya que tienden a ser, por regla general, dos auténticos nidos de bacterias cuando no los lavas con seguridad.
Y en caso de que tengas granitos en la barbilla, es posible que debas tener especial cuidado con juguetear constantemente con tu rostro, ya que tus manos, sobre todo cuando no se encuentran limpias, pueden ser también responsables de la aparición de puntos negros.
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¿Se pueden prevenir?
Si nunca has tenido problemas con las espinillas, y deseas prevenir que aparezcan, es cierto que algo puedes hacer. En primer lugar, es conveniente conocer tu tipo de piel y saber cómo deberías cuidarla.
Esto es importante para elegir productos que se ajusten a sus necesidades, y que no originen bloqueos o taponamientos de los poros y, consecuentemente, la aparición de puntos negros.
También es importante escoger el jabón, sérum, cremas y los limpiadores faciales adecuados, asegurándote de que lo que usas no aumente la producción de sebo. Al contrario, deben permitir que tu piel pueda respirar.
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Por último, y no menos importante, es esencial mantenerse hidratado, lo que significa que no solo debemos hidratar nuestra piel desde el exterior (mediante cremas y otros productos), sino también desde el interior.
En este sentido, también es importante comer bien y tener cuidado con cualquier elemento o factor que pueda aumentar nuestros niveles de estrés, ya que puede acabar afectando a la salud y apariencia de nuestra piel.
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¿Te ha gustado nuestra guía sobre puntos negros y espinillas: todos los consejos para prevenirlos? Recuerda que es esencial seguir una rutina adaptada a tu tipo de piel, que cubra todas sus necesidades al máximo y sea lo más respetuosa posible.