Sobre los diferentes beneficios que nos proporciona seguir una determinada rutina de cuidado de la piel ya te hemos hablado en diferentes momentos. Aunque es cierto que, en resumidas cuentas, se trata de una oportunidad única a la hora de disfrutar de una tez muchísimo más cuidada, hidratada, nutrida y saludable.
La limpieza se convierte, de hecho, en uno de los primeros pasos a seguir. Pero, es necesario saber hacerlo correctamente. Para ayudarte, te explicamos cómo lavarse la cara de manera correcta.
Es un paso fundamental a la hora de disfrutar de un rostro mucho más saludable, sin impurezas, suciedad, contaminación ambiental y exceso de aceite.
Pero para que nos proporcione los diferentes beneficios que nos podría llegar a brindar, es de vital importancia saber cómo hacerlo, lo que significa, a su vez, hacerlo de manera correcta.
Aunque podemos pensar que simplemente debemos salpicarnos el rostro con agua, frotar un poco de limpiador y enjuagar, esto no vale en todos los casos.
La importancia de lavarse la cara
No hay duda que lavarse la cara por la noche se convierte en un paso esencial, incluso, aún cuando no hayas utilizado ningún tipo de maquillaje o cosmético a lo largo del día. ¿Sabes por qué? Esto es debido a que, diariamente, los aceites naturales, el sudor, las impurezas y la suciedad tienden a acumularse en la piel.
Además, si hemos salido a la calle, es tremendamente probable que también hayamos estado expuestos al medio ambiente, de manera que también es común que se acumulen suciedad como la propia contaminación ambiental en sí.
Incluso en ocasiones es recomendable realizar lo que se llama la doble limpieza.
¿Sabías que no retirar estas impurezas, al acabar el día, podrían acabar ocasionando una incómoda y molesta irritación, inflamación y, a la larga, dolorosos brotes de acné?
Por otro lado, tampoco podríamos olvidarnos de lavarnos la cara por la mañana, aún cuando ya lo hayamos hecho por la noche, dado que prepararás la piel para recibir mejor los productos para el día.
No obstante, es fundamental utilizar los productos específicos adecuados para usar por la mañana y posteriormente por la noche, no siendo tan aconsejable -sobre todo en algunos casos- utilizar siempre los mismos.
Utiliza siempre la temperatura del agua adecuada
Aunque es cierto que el agua caliente o muy caliente puede ser enormemente agradable en la ducha, o a la hora de disfrutar de un baño relajante, lo cierto es que puede acabar siendo negativo para la piel, ya que podría resecarla e irritarla.
Es más, las temperaturas extremas pueden ocasionar la rotura de los tejidos más delicados, y la dilatación de los vasos sanguíneos, a la vez que podría despojar de la barrera lipídica tan imprescindible a la hora de mantener la integridad y protección.
¿Lo mejor? Optar siempre por agua tibia, que se caracteriza sobre todo por ser mucho más respetuosa con la dermis.
Evita lavarte la cara de forma excesiva
Aunque en un primer momento puedes llegar a pensar que es conveniente -y adecuado- lavarte la cara cada cierto tiempo, lo que supone hacerlo varias veces a lo largo de un mismo día, esto puede acabar siendo enormemente contraproducente.
No en vano, solo deberíamos hacerlo con la frecuencia necesaria. ¿Lo ideal? Lavarnos dos veces al día, lo que significa básicamente hacerlo una vez por la mañana y una vez por la noche.
Hacerlo más veces podría dar como resultado la aparición de una piel muy sensible y delicada, o incluso demasiado seca o reseca, lo que podría incluso aumentar el riesgo de irritación.
Usando un limpiador más adecuado según nuestro tipo de piel
Siempre es adecuado optar por un buen limpiador facial, puesto que es un producto indispensable a la hora de conseguir eliminar de manera más eficaz las impurezas y el exceso de sebo.
Eso sí, es necesario utilizar un producto adecuado según nuestro tipo de piel. Por ejemplo, en caso de que tengas la piel grasa o mixta, una opción excelente es la de usar un limpiador espumoso o con consistencia de gel.
Sin embargo, cuando tenemos la piel demasiado seca, delicada o sensible, podemos optar por un limpiador cremoso o con una formulación más bien suave, que proporcione incluso cierta hidratación.
Para la tez masculina también hay opciones específicas. Y si buscas un producto totalmente natural, esta receta casera te encantará.
No te enjabones ni frotes de forma intensa
Aún cuando nos lavemos la cara de forma delicada, no es ni mucho menos conveniente aplicarnos demasiada fuerza, o frotar de forma excesiva, ya que podríamos correr el riesgo de causar un daño en la piel, irritándola e inflamándola sin necesidad.
Por ejemplo, si optamos por utilizar algún gel jabonoso que haga espuma, es conveniente aplicarlo un máximo de 30 segundos, hasta que el producto haya generado espuma en la cara.
Nuevamente, también debes prestar atención a los ingredientes del producto que vayas a usar, con la intención de evitar aquellos que podrían generar irritación o enrojecimiento, sobre todo cuando son demasiados agresivos.
Sécate siempre con toallas limpias
Una vez te hayas lavado la cara siguiendo la mayoría de los consejos que te proponemos a lo largo de los apartados anteriores, llegamos al punto importante de secarnos la piel, un elemento imprescindible de nuestro día a día, pero sobre el que originalmente suelen detenerse pocas personas.
Es importantísimo usar siempre toallas limpias y secas, que además se caractericen por ser suaves. Además, también es conveniente aplicarla de forma lo más suave posible, sin presionar ni frotar demasiado, lo que ayudará a evitar molestias innecesarias.
Por otro lado, es de vital importancia evitar aquellas toallas que tendemos a usar comúnmente cada día, una práctica tremendamente común cuando utilizamos una misma toalla varias veces a lo largo de un mismo día, o a lo largo de toda la semana.
Es más, esto puede acabar siendo enormemente peligroso, ya que reutilizar una misma toalla, una y otra vez, podría propagar una serie de bacterias por la cara, pudiendo contribuir negativamente a la formación y al desarrollo de brotes de acné.
Cómo lavarte la cara correctamente y paso a paso
Una vez te hemos descubierto algunos de los consejos esenciales a seguir, es conveniente prestar atención a cómo lavarse la cara correctamente, paso a paso. Toma nota:
- Comenzaremos mojándonos la cara con agua tibia y, a ser posible, con la aplicación de un limpiador. El agua tibia es esencial porque nos ayuda positivamente a la hora de eliminar la suciedad y las impurezas.
- Aplica el limpiador con suavidad, masajeando mediante suaves movimientos circulares, sin presionar.
- Eso sí, en caso de que hayas utilizado maquillaje o algún cosmético no olvides utilizar un desmaquillador primero, y un limpiador después. En estos casos, no es necesario limpiarte la piel del rostro después con agua tibia.
Para terminar, después de saber cómo lavarse la cara, no olvides seguir con la aplicación del tónico facial, el sérum y un humectante.