La exfoliación de la piel es un método de belleza que viene practicándose desde hace muchísimo tiempo. Y aunque hoy día es común el uso de determinadas sustancias granulares que podemos aprender, además, a preparar fácilmente en casa, el conocido como cepillo exfoliante ha conseguido situarse como una de las herramientas exfoliantes domésticas más útiles e interesantes.
Por lo general, los cepillos que tienden a utilizarse utilizan cerdas largas de origen natural, dado que tienden a ofrecer una resistencia mucho más firme contra la piel, a la vez que es habitual que los mangos sean largos, lo que ofrece la posibilidad de ser usado incluso en zonas de difícil acceso, como podría ser el caso de la espalda.
Como su propio nombre indica, dado que se trata de un cepillado en seco significa que ni el cepillo ni la piel deben estar húmedos mientras aplicamos el cepillo sobre la piel.
Eso sí, sobre sus supuestos beneficios sobre la celulitis, debemos tener en cuenta que el cepillado en seco, aún cuando presionemos un poco, se utiliza en la superficie de la piel, mientras que los vasos linfáticos se encuentran situados profundamente debajo de la superficie de la piel.
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¿Qué es y en qué consiste un cepillo exfoliante?
Un cepillo exfoliante es una herramienta especialmente diseñada para exfoliar la piel cuando es aplicado directamente sobre ella, mediante la aplicación de suaves masajes circulares, lo que conseguiría proporcionar cualidades exfoliantes muy interesantes.
Debido a esas propiedades para exfoliar la piel, es especialmente útil para eliminar las células muertas y envejecidas que se encuentran adheridas a la capa más superficial de la piel (epidermis). Y lo es aún más cuando, por ejemplo, nuestra piel no admite el uso de cualquier otro tipo de exfoliante, por el hecho de ser más irritante.
No hay duda que una de las principales ventajas que encontramos en este producto es su facilidad de uso, en especial porque suele consistir en un cepillo con un mango largo y unas cerdas igualmente rígidas y largas, ideal para aplicar fácilmente en casa sin demasiadas complicaciones.
Aunque uno de los aspectos más interesantes lo encontramos en sus posibilidades de uso, fundamentalmente porque existen cepillos exfoliantes faciales y cepillos exfoliantes corporales, de tal forma que podremos escoger entre una opción u otra en función de qué parte de nuestro cuerpo deseamos exfoliar.
Es más, podríamos definirlo incluso como una especie e cepillado en seco, que se convierte en un método sumamente eficaz a la hora de exfoliar la piel suavemente, utilizando para tal fin un cepillo especial fabricado con cerdas firmes.
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¿Qué es un cepillo exfoliante facial? ¿Y uno corporal?
Si bien es cierto que podría resultar tentador utilizar un mismo cepillo exfoliante a lo largo de todo el cuerpo (sobre todo para ahorrarnos un poco de dinero), la realidad es que no se trata de una opción muy recomendable o adecuada. De hecho, no hay más que pararnos a pensar en ello para percatarnos de que no es una solución interesante. Y es que, ¿te aplicarías en el rostro las cerdas de un cepillo que hace apenas unos segundos te has pasado por las plantas de los pies?
Por este motivo, una opción recomendada es disponer en nuestro baño de un cepillo exfoliante exclusivo para la piel del rostro, y otro dedicado específicamente para la piel del cuerpo:
- Cepillo exfoliante facial. Como su propio nombre indica, consiste en un cepillo exfoliante fabricado para su uso sobre la piel del rostro, ideal por tanto para eliminar las escamas de la piel, y las células muertas acumuladas, que a la larga podrían resultar en la aparición de piel seca y áspera, la cual podría obstruir los poros, aumentar el riesgo de brotes de acné, y ocasionar una molesta picazón. A diferencia del cepillo exfoliante para el cuerpo, el diseñado para la cara se caracteriza por ser más ergonómico, además de contar con un tamaño más pequeño.
- Cepillo exfoliante corporal. Es una opción ideal para exfoliarnos cualquier otra parte o área de nuestro cuerpo que no sea -evidentemente- la piel del rostro. En estos casos, lo más habitual es que disponga de un mango muchísimo más largo, diseñado así con la finalidad de poder alcanzar aquellas partes del cuerpo que no solemos llegar normalmente (como podría ser el caso de la espalda). Por otro lado, suele ser común que sus cerdas tiendan a ser ligeramente un poco más rígidas.
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Cómo usar un cepillo exfoliante corporal y facial
El proceso a seguir a la hora de utilizar un cepillo exfoliante es tan sencillo como simple.
No en vano, lo ideal siempre es optar por el método del cepillado en seco, dado que de esta manera conseguiremos que las cerdas del cepillo puedan trabajar de manera más eficiente, disfrutando con ello de muchos de sus supuestos beneficios (como el mejor drenaje de la linfa presente debajo de la piel, o la propia desintoxicación del organismo).
Pero los pasos a seguir son ligeramente diferentes en función de la parte del cuerpo que deseemos exfoliar, lo que hará que el cepillo exfoliante sea también diferente.
Exfoliándonos la piel del rostro con la ayuda de un cepillo exfoliante facial
Lo ideal es optar, primero, por aplicarnos un limpiador profundo. Luego, secamos la piel suavemente. Ahora, comenzaremos aplicándonos el cepillo exfoliante trabajando desde la parte superior del rostro, dirigiéndonos hacia el corazón.
Para ello, empezamos cepillándonos la frente, con cuidado de no hacer daño, desde el puente de la nariz hasta alcanzar la línea del cabello. Y, luego, debemos repetir el mismo paso pero en la dirección opuesta, en el otro lado del rostro.
Ahora nos movemos hacia los pómulos, cepillando siempre mediante movimientos suaves a la vez que nos dirigimos hacia la barbilla.
Una vez hecho esto, nos enjuagamos la piel del rostro con la ayuda de agua tibia, y terminamos aplicándonos un sérum facial con vitamina C (que estimula la producción de colágeno), y con nuestra crema hidratante favorita.
Exfoliándonos la piel del cuerpo con la ayuda de un cepillo exfoliante corporal
Por otro lado, el uso de un cepillo exfoliante para el cuerpo se caracteriza también por ser bastante simple. Tan solo debes limpiarte la piel del cuerpo con la ayuda -si tienes- de un limpiador corporal, y dejamos que la piel se seque completamente.
Luego, comenzando por las piernas y dirigiéndonos mediante suaves masajes circulares hacia los hombros, empezamos a exfoliarnos la piel aplicando las cerdas del cepillo contra la piel, pero sin presionar mucho para evitar irritaciones innecesarias.
Es conveniente pasar varias veces por la misma área, para asegurarnos con ello que el proceso de exfoliación que seguimos es bastante completo. Y, una vez hemos pasado por todo el cuerpo (incluyendo la espalda), acabamos enjuagándonos la piel con agua tibia y aplicándonos un aceite corporal nutritivo.
Recuerda que tanto el aceite de coco (si no tenemos la piel grasa, al ser comedogénico), el aceite de almendras dulces o incluso el aceite de oliva virgen extra se convierten en opciones únicas para hidratar y humectar la piel intensamente, proporcionándole todo el cuidado que necesita después de la exfoliación.
Posibles riesgos del cepillo exfoliante
Recuerda que exfoliar con demasiada frecuencia puede hacer que la piel se vuelva más aceitosa.
A su vez, cuando nuestra piel se caracteriza por ser muy sensible o delicada, un uso excesivo puede hacer que también se vuelva más sensible, especialmente a medida que se rompe la barrera natural, por lo que la piel acabará por sobreexponerse a la contaminación ambiental y a la suciedad.
Esto significa que esa sobreexposición diaria puede hacer que el tono de piel se vuelva desigual, surjan manchas secas, sarpullido, picazón y una piel enrojecida y constantemente irritada.
Y se debe principalmente a que las células nuevas están experimentando continuamente tanto el daño como el estrés diario, sin contar con la barrera natural que actúa como protección.
Por otro lado, no es recomendable compartir el cepillo exfoliante, puesto que esto podría propagar bacterias y ocasionar una mayor inflamación y brotes.
Y tampoco es aconsejable usar un mismo cepillo exfoliante para la cara y distintas áreas del cuerpo, al aumentar el riesgo de desequilibrio bacteriano y empeorar todas las áreas de la piel donde lo hemos aplicado. Al contrario, es aconsejable disponer de un cepillo exclusivo para el área del cutis, y otro específico para el resto del cuerpo.
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